7 de marzo de 2014

300



¡Esto es Esparta! ¿Puede haber frase más famosa? Pero que digo, claro que la hay, la frase de las frases cuando Darth Vader le dice a Luke… no voy a spoilear el más grande de los clásicos, aunque todo el mundo lo conoce. Pero sigo con 300. 
Ante el estreno de la nueva película de esta maravillosa obra, decidí en un día en el que no me encontraba muy bien, verla (la original me refiero).
Grandiosa película donde las haya.




Comenzamos con el relato de la infancia de Leónidas (Gerard Butler), de cómo lo entrenaron para ser rey, y de cómo lo supero para asombro de todos, derrotando a un lobo gigante protegido solo con un taparrabos y una lanza.
Un día, mientras él mismo entrenaba a su hijo, un mensajero del rey persa Jerjes proponiendo a Esparta la total sumisión y adoración a su rey. Pero los espartanos libres por naturaleza deniegan tal oferta.



Ante el desamparo de la ley que juró cumplir, Leónidas manda juntar a 300 de los mejores espartanos para, en contra de todos, plantarle cara a los persas. Para ello se bastarán de sus lanzas, espadas y escudos; y aprovecharse también del terreno los ayudara a contener a las masas de esclavos y guerreros.



La batalla transcurre en las Termópilas, un paso muy angosto que les sirve de escudo para contener a los miles de guerreros que manda Jerjes para derrotarlos.



Ante la destreza de Leónidas para aniquilar a cada horda que manda Jerjes, el rey persa decide entrevistarse con el rey espartano para proponerle ser caudillo de toda Grecia a cambio de su total sumisión. Éste se niega diciéndole que hasta un rey que se cree un dios es capaz de sangrar como el que más. 



Y ahí ocurre todo, después de días y días conteniendo y venciendo cada batalla, se encuentran con que un traidor desveló su punto débil.



Mientras tanto en Esparta la reina intenta convencer al consejo que mande al ejército en ayuda de los valientes soldados que estaban dando la vida por ellos.



Todo el mundo sabe como termina esta increíble historia donde valientes soldados luchan por su patria, por su libertad. Y aunque el patriotismo no va conmigo, esta película me demuestra que aun tengo un corazoncito patriótico.

Cuando salió por primera vez esta película  no me llamaban nada los efectos especiales que gastaba. Decía que eso no era hacer cine, y no podía estas más equivocada. Por supuesto que es hacer cine, y cine del bueno, el diálogo, el bravío… me cautivo cuando al final decidí verla. Y me arrepiento una y mil veces de no haber ido al cine a verla. Hubiera disfrutado como una cría.

Así que decido ir a ver la secuela, si es tan buena como la primera será un gran acierto, pero no quiero adelantarme a los acontecimientos.

Simplemente es una peli que me encantó, ¡Espartanos! Comed bien porque esta noche cenaremos en el ¡infierno!


Se me ponen los pelillos  de punta al oír eso.



Iris Van Der Haus

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